Noche de analgésicos, antisépticos y gelocatiles para la parroquia. Tremendo repaso el que ha sufrido el Real Madrid en Liverpool que deja de capa caída al equipo en todas sus categorías. Vicente Boluda volvió a presagiar chorreo y en esta ocasión no se equivocó. Rafa Benítez diseñó un cuadro tácticamente excelente, perfecto en lo físico y extraordinario en lo anímico. Una avalancha de arreones constantes decantaron en media hora el partido de los horrores y mortificaron a un Madrid moribundo y sin alma.
El factor Juande no ha sido suficiente para desarbolar la telaraña de los octavos de final. Con la debacle de esta noche ya son cinco las temporadas consecutivas en las que el Madrid se queda tirado en la cuneta. Y sin asistencia. Mijatovic apostó por el manchego después de finiquitar a Capello y Schuster con la esperanza de darle brío a la competición que más se anhela desde Zidane. Hoy Pedja debería vivir sus últimas horas como director deportivo y abandonar la nave de las desidias sin el honor ni el carácter que siempre le sobró en el campo.
Pero trastabillarse en la dirección presidencial y deportiva es sólo la primera de las caídas. En el campo visitieron de blanco 14 futbolistas. Más de una docena de hombres son los que han caído con estrépito y de rodillas en un estadio inglés en el que faltó deseo y convicción. Demostrado está que para el futuro sirven pocos y sobran muchos y ahí radica la principal baza electoral del «Florentinato». Urge limpia, con poco detergente y mucha lejía, renovación y desbandada. Las tres jaurías de la guerra que deben constituir una nueva legislación.
No me gustaría irme a la cama sin alabar, sobretodo, el gran trabajo de los «reds». Los de Merseyside sudaron sangre roja, la de su camiseta, y se comieron desde el primer segundo a los visitantes. Sin mirar a los ojos y desprovistos de palabras, a la faena. Torres y Gerrard, ambos castos en Madrid, resolvieron ante Casillas su mejor partido de la temporada. Iker atajó, detuvo y despejó memorablemente todos y cada uno de los avisos que Los Beatles le lanzaban desde el cielo, erigiéndose como pintor en un cuadro al óleo con muchos destellos negros. Sencillamente el mejor de la noche. La única traba del encuentro fue que todos y cada unos de los peones rivales, incluyendo al míster madrileño de perilla recortada y ancha talla de pantalón, se comieron a la reina. El partido, señores, lo decantó Benítez.
Goles: F.Torres, Steven Gerrard (2), Dossena